miércoles, 25 de marzo de 2009

La chica de la copa de la del árbol...

Hace mucho tiempo, en una tierra mágica y antigua vivía una niña encima de la copa de un árbol. Era una niña muy coqueta y vanidosa, siempre lucía un elegante vestido y tenía su cabello impecablemente recogido.

Todo los días se sentaba en su mesita de tomar té y ordenaba su juego de te para cinco personas, esperaba durante todo el día y sólo tomaba té.

La niña encima de la copa del árbol no tenía más nada, no hacía nada y no conocía a nadie, su impecable imagen y su juego de té para cinco que sólo ella usaba eran su vida. Si eso podía llamarse vida.

La niña de la copa del árbol un día escuchó una voz desde la tierra. "Oye! Tú!" Le decía una pequeña ardilla, "¿qué haces allá arriba?", le preguntó. La niña muy antipaticamente le respondió " lamento decepcionarte, pero no suelo hablar con seres que andan por allí desnudos y no tienen ningún tipo de gusto por las cosas buenas de la vida como el té, la etiqueta y más importante aún! La imagen exterior". La ardilla un poco decepcionada se fue y dejó a la niña como la había encontrado, Sola en su vacía vida.

La niña de la cima del árbol vivía en un mundo aparte del regular, era como estar en un mirador viendo como todo un mundo despierta, se despereza y comienza su día. Era como ir al zoológico y observar pero sin tener la oportunidad de irse, una perpetua parodia. La imágen y apariencia regían su existencia, y su exterior felicidad le dejaba un inmenso vacío y depresión adentro.

Un día se avecinaba una tormenta y como era usual, la niña estaba sentada en su mesita con su juego de té para cinco. El viento comenzó a aumentar y se sentían las primeras gotas viajar desde las altas nubes hasta la mejilla de porcelana de la niña encima del árbol.

Preocupada se secó y comenzó a recoger su juego de té. El viento seguía aumentando y se podía ver como una pared color gris obscuro se avecinaba a una velocidad que aumentaba con cada segundo que pasaba. La cara de la niña expresaba una gran preocupación y no lograba disimularla. En un instante la brisa se detuvo y parecía como si el tiempo se hubiese detenido y la densidad del aire se hizo casi insoportable, por un momento la niña pensó que no podía respirar, el mundo estaba expectante, hasta que finalmente cayó... Un chubasco impresionante, tan denso que no se podía ver más allá de los 5 m.

10 minutos después el viento había vuelto y la niña estaba empapada por la lluvia. El viento era muy fuerte y obligaba a la niña a agacharse y sostenerse de las ramas en su suelo. Un destello iluminó todo a su alrededor y el estruendo no tardó en llegar, el pánico se apoderaba de la niña.

El segundo destello tuvo su estruendo aún más rápido que fue más fuerte, la niña tambaleó y quedó guindando de una rama, pero no podía caer, abajo todo era demasiado feo, demasiado sencillo, demasiado burdo para ella.

Usando todas sus fuerzas la niña trataba de subirse a su morada, pero el clima de la castigó con una fuerte ráfaga de viento, la niña se mecía cual péndulo hasta que simplemente la rama cedió, la niña cayó con un estrépito y se golpeó fuertemente. Había perdido la conciencia.

La niña despertó y se puso de pie, estaba sucia y trató de limpiarse, fue entonces que se percató que la lluvia había cesado y estaba abajo, en la tierra, con los demás.

La niña por primera vez en su vida se había encontrado con la realidad...

La niña finalmente fue libre...

1 comentario:

LilianCuba dijo...

Finalmente solo algunos se atreven a ser libres, asi como tú! Todavia te admiro cabezón! Mwaah!